martes, 4 de enero de 2011

blog para la campaña #PastillasMSF.

Gracias, gracias y gracias.

Gracias, gracias, gracias. Poco más de un mes y medio después del lanzamiento de la campaña, casi dos millones de cajas de Pastillas contra el dolor ajeno ya están vendidas. Miles de farmacias –en la Gran Vía de Madrid, en pueblecitos del Pirineo, en la costa gaditana, en todas partes- ya han agotado sus existencias, otras están reponiendo un expositor y otras más están contactando con sus distribuidoras habituales para conseguirlas.
Para Médicos Sin Fronteras siempre es asombroso descubrir la generosidad, la empatía y el espíritu activista de tantísimas personas. Ciudadanos de a pie, socios de la organización, empresas, colegios farmacéuticos, distribuidoras de medicamentos, consejerías de salud de comunidades autónomas, personajes conocidos y más. Son miles los que han colaborado –y en ello siguen- para tirar adelante esta campaña, para conseguir, entre todos, un poco más de fuerza a la hora de denunciar la problemática de la malaria, la tuberculosis, el kala azar, la enfermedad del sueño, el SIDA pediátrico o el Chagas. Con esta campaña, un vez más, las personas no nos han fallado y nos han apoyado con su participación y con su compromiso de divulgación con las Pastillas contra el dolor ajeno. Agotadas las existencias de la primera producción de un millón y medio de cajas de pastillas, se ha puesto en marcha una segunda de millón y medio más. Las personas que padecen enfermedades olvidadas están estos días un poco menos solas y desesperanzadas. Siempre se puede echar una mano, ponerse en el lugar de los demás. Y así es: estamos recibiendo ánimos, ideas y apoyos en los establecimientos de farmacia en de todo el país, en las conversaciones en la red –la web pastillascontraeldolorajeno lleva ya casi 500.000 visitas-, en iniciativas de apoyo surgidas en colegios o centros de trabajo.
Queda tiempo por delante. La campaña no ha hecho más que empezar. Sí, pero nos alegra mucho saber que, a la hora de ayudar y comprometerse de verdad, son muchísimas –siempre más de las que pensamos- las personas que nunca fallan.